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PONER LIMITES A TUS HIJOS ES UN ACTO DE AMOR

La importancia de los límites en la adolescencia

PONER LIMITES A TUS HIJOS ES UN ACTO DE AMOR

Empecemos cerrando los ojos y recordemos cuanto podamos de nuestra adolescencia, ¿Qué recordamos? ¿Qué soñábamos, a que le temíamos? ¿Qué pensábamos de nuestros padres?
Muchos recordaremos las batallas con mamá para que nos permitiera llegar más tarde, los enojos con papá porque no me compraba esos tenis muy caros y sin los cuales era muy probable “que yo muriera”. Esos son solo un ejemplo de los límites con los que nuestros padres nos educaron.

Establecer y hacer cumplir límites saludables es probablemente uno de los mayores desafíos que enfrentas a diario. Puede ser bastante difícil saber cuándo decir que sí y cómo decir que no.

¿Por qué los adolescentes necesitan límites?

La adolescencia es el momento en el que empezamos nuestro proceso a la independencia, los límites son el medio más importante con el que los padres controlamos dicho proceso. Ellos necesitan estructuras firmes y claras (aunque nunca las aceptan de buena manera), contar con padres y madres que les definan claramente los límites les enseña sobre las responsabilidades y las consecuencias. Esto les brindará un lugar en la sociedad. Enseñarles que hay límites es enseñarles que no pueden comportarse como quieran, que toda acción tiene una repercusión, por tanto, por duras que sean las batallas con nuestros hijos, poner límites es un proceso básico para su desarrollo que no podemos pasar por alto.

¿EN QUE DEBEMOS BASARNOS PARA PONER LIMITES A NUESTROS HIJOS?

Un buen límite es aquel que es claro y razonable. Un límite claro tiene que poder identificarse y expresarse fácilmente. Una manera fácil de establecer la mayoría de los límites es considerar la siguiente fórmula:
Para expresar un límite de forma clara:

Di lo que NO está permitido + Indica cualquier excepción + Indica las consecuencias de no respetar el límite.
Para comprobar si el límite es realmente claro, puedes pedirle a tu hijo que explique el límite con sus propias palabras.
Los límites y las consecuencias de incumplirlos tienen que aclararse por adelantado, no cuando se han convertido en un problema.
Además, para que un límite sea razonable tienes que tomar en cuenta la edad, las circunstancias y la capacidad del adolescente para ser responsable. Lo razonable es que un niño de 10 años tenga límites diferentes que un niño de 13 años. De igual manera, un adolescente de 16 años podría esperar tener diferentes límites con respecto a uno de 13 años.

El otro factor que determina si un límite es razonable o no es la capacidad que el adolescente ha demostrado en el pasado de ser responsable.

Con esto en mente, algunos puntos importantes a considerar son:

1. Ten en cuenta la edad de tu hijo adolescente y las circunstancias cambiantes.
2. Prepárate para cambiar los límites a medida que tu hijo adolescente demuestre mayores niveles de responsabilidad.
3. Asignar responsabilidades a los adolescentes es una manera adecuada para permitir que maduren y desarrollen su independencia.
Al establecer los límites, es importante definir porque es importante para el adolescente y/ su familia, esto para evitar caer en el muy recurrido “porque lo digo yo”. Así mismo es importante aclarar que cada individuo es diferente, lo que vuelve a cada familia única, por lo que resulta imposible realizar una lista de limites aplicables a todos los adolescentes, ya que las necesidades y prioridades de cada entorno siempre serán diferentes, sin embargo, si podemos hablar de generalidades como lo son:

*Mínimo de calificaciones
*Pulcritud en su persona
*Hora de llegada a la casa
*Consumo de ciertos alimentos
*Quehaceres de la casa, entre muchos otros.

Sigamos mañana con el tema que si bien es muy interesante, pude resultar de mucha ayuda para los padres, pero sobre todo a los adolescentes.

NINGÚN ADOLESCENTE HA MUERTO POR ESCUCHAR LAS CELEBRES FRASES "NO VAS" O "NO TE LO PUEDO COMPRAR AHORA" PERO SI HAY MUCHOS QUE HAN SUFRIDO POR NO HABERLAS ESCUCHADO NUNCA, NO TEMAS DECIRLAS, TUS ADOLESCENTES LAS NECESITAN.

Si sientes que la situación te rebasa, no dudes en buscar ayuda de un profesional de la salud, no esta mal no saber; lo que está mal es no saber y no hacer nada.

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